La universidad, por definición, es siempre un espacio docente y también de pensamiento crítico y confrontación de ideas, incluso de ideologías. La última etapa del franquismo vivió con intensidad la militancia de grupos políticos ocultos y muchos estudiantes fueron simpatizantes en la búsqueda de otros modelos de convivencia social. Los movimientos de esa época tienen continuidad durante la Transición y por reacción al modelo oficial muchos son republicanos y de izquierdas; no todos. Y gran parte tejen relaciones con activistas del país, aun de fuera. Ésta es una lucha de los jóvenes por la democracia y es necesario que sea recordada.
La novela nos sumerge en este mundo y en el Hospital de Sant Pau y nos permite vivir unos momentos intensos, en los que los ideales prevalecen sobre las inercias de la autarquía y la represión. Sin duda el autor conoce bien este mundo y se intuye que la obra es memorialística.
Se trata de un trabajo bien escrito y estructurado, con una trama realista que sacia el afán de distracción que se busca en una novela y al mismo tiempo ilustra sobre situaciones y sentimientos propios de un mundo universitario que algunos hemos vivido.