Esta es la obra de una anestesista jubilada, obsesiva tardíamente con la literatura, una mujer fascinada por los cuentos pero que en esta ocasión nos narra las vivencias adquiridas a lo largo de una trayectoria completa que volvería a repetir.
Con buen estilo desgrana su lucha en el doble rol familiar y profesional, que se inicia entre los primeros MIR, en una época de fuerte cambio social, en el que los anestesistas modernos sustituyen los anestesiadores prácticos.
El profesionalismo y la responsabilidad convierten valores constantes en esta historia que protagonizan muchos pacientes anónimos por el lector, en el ambiente frío, estéril y generalmente seguro de la sala de operaciones, rodeada de tóxicos contra el dolor.
A los que nos hemos querido implicar en la atención de los compañeros nos interesa la visión y las debilidades que describe la autora ante la propia enfermedad.
El epílogo historicomédico pone fin a este libro, muy recomendable.