Se trata de una extensa novela de paginación, editada con letra de cuerpo reducido que permite narrar bien una larga historia desgranada en 63 capítulos. El prólogo corre a cargo de Gregoire Ahongbonon, originario de la República de Benin, que expone su autobiografía, un breve texto de contenido ejemplar que le permite acabar citando la figura de San Juan de Dios y su papel en la novela. Cada capítulo tiene su título y una sugerencia musical para acompañar a la lectura con una audición.
La trama se inicia en el siglo XIII a raíz del hallazgo de un misterioso pergamino, hasta entonces oculto. Este documento pasa de mano en mano hasta el siglo XX y en cada uno de estos movimientos la narración se abre a nuevos escenarios y personajes, algunos de ficción y otros históricos, reales, que ofrecen expansiones del eje argumental. La medicina tiene un papel importante a través de San Juan de Dios, la Orden Hospitalaria y el mundo asistencial que perdura hasta la actualidad.
El autor es imaginativo, pero también riguroso con la realidad cuando se creen. El lector no se pierde en ningún momento y puede seguir toda la obra sin que la diversidad de personajes rompan el hilo conductor que sale del núcleo de la historia.
Se nota en todo momento que tenemos en las manos un libro escrito por un médico erudito y todo lo que cuenta tiene un eco familiar. Por eso es necesario recomendar su lectura.