Es una norma nuclear de los autores de novelas históricas documentarse ampliamente sobre el periodo que tratan para conseguir tanto la correcta contextualización de la narración como la eucrònia de la trama. Ayuso hace gala desde el prólogo en el epílogo, a lo largo de 23 capítulos. A fin de introducción, inicia la obra con la presentación de los personajes que aparecen, los históricos y los de ficción.
El argumento sigue el reinado de Enrique IV de Castilla y describe los hechos de este período introduciendo intrigas del poder real y de la Iglesia, y elementos que nos adentran en el orden político y social del momento.
Los diálogos son ágiles y la lectura se convierte rápida por causa de un redactado simple y muy eficaz; las páginas pasan deprisa a manos del lector.
La medicina también encuentra su espacio. El médico Aaron, judío como muchos los de la época, tiene su papel. Esta es una novela bien ideada, bien escrita y que cumple con creces el fin de distraer.