El poeta considera que esta obra tiene encaje en la Medicina Narrativa, una corriente que, mediante la narrativa y la poesía, promueve la empatía y comprensión de la enfermedad y la muerte entre pacientes y sanitarios. Desde esta perspectiva, ofrece un poemario basado en la experiencia de la vejez, la enfermedad y la visión de la muerte.
El prólogo, extenso, corre a cargo de Miquel Lluís Muntané i Sicart, profesor de Ciencias de la Educación de la UB y personaje con una larga trayectoria humanística, literaria y sobre todo poética. Defiende la poesía como medio para escribir desde las emociones sobre la vida, la fragilidad del ser, la decadencia y el fin. A continuación, el autor escribe una introducción que cose su obra poética, madurada durante diez años, y le da todo el sentido que busca.
Tal vez hubieran sido necesarias muchas páginas de prosa para escribir un largo ensayo que la poesía puede resumir con la concreción que el autor logra mediante la orfebrería de las palabras: cada uno rodea un universo y el misterio del tiempo. La obra, muy recomendable, termina, como unos ojos que se cierran, con el capítulo “El viento en la puesta”, de haikus no canónicos, y lo resumen todo.