Dr. Jaume Bergadà

Jaume Bergadà i Sitjà

1941-2020

Era un médico sensato, de cordura, y simpático, muy amante de la broma. Era un entusiasta de su profesión y un luchador a la hora de conseguir que las cosas en los hospitales cambiaran y funcionaran mejor.

Xavier Trias i Vidal de Llobatera, exconseller de Sanitat

El doctor Jaume Bergadà y Sitjà nos dejó el 29 de octubre de 2020. La ceremonia de su despedida estaba presidida por una gran fotografía, con la sonrisa de siempre y que me llevaron muchos recuerdos.

Nos conocimos hace casi cincuenta años, en la década de los setenta, al coincidir ambos en el Hospital Vall d'Hebron. Era un médico sensato, de cordura, y simpático, muy amante de la broma. Haciendo guardia, los médicos lo recordaremos siempre con los cordones desatados de los zapatos. Era un entusiasta de su profesión y un luchador a la hora de conseguir que las cosas en los hospitales cambiaran y funcionaran mejor.

Tenía una auténtica vocación pública; juntos nos presentamos a las primeras elecciones sindicales en el Estado. La verdad es que no éramos unos auténticos sindicalistas: queríamos cambiar las cosas, pero sobre todo luchando dentro del Colegio de Médicos para hacer posible la creación del Servicio Catalán de la Salud. A principios de los ochenta formó parte de la Junta del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona que presidió en Ramon Trias y Rubí. Y, finalmente, yo le convencí para venir a colaborar a la Consejería de Sanidad de la Generalitat de Cataluña como responsable de hospitales en el Instituto Catalán de la Salud (ICS), ayudando a crear la Red de Hospitales de Utilización Pública (XHUP), pero, sobre todo, aplicando su experiencia y serenidad en la resolución de los problemas existentes, y buscando soluciones para la carrera profesional de médicos y enfermeras.

Fue después subdirector de Servicios Sanitarios, y él llevó a la Consejería Salvador Rofes, otro médico de traumatología del Hospital Vall d'Hebron, para que ayudara en el ámbito de los hospitales concertados. Las opiniones de Jaume Bergadà fueron muy importantes para la planificación hospitalaria de Cataluña y para hacer efectivo el Plan de Salud como herramienta de gestión del sistema.

Incluso en los momentos más difíciles, y en vivimos muchos, como la pandemia del sida, Jaime no perdía la calma. Ni la calma, ni su sentido del humor. A su alrededor todo el mundo sonreía, creaba un muy buen ambiente de trabajo, basado sobre todo en la complicidad. Era un profesional que generaba a su alrededor amistad y, al mismo tiempo, era también un hombre terco, que tenía muy claro lo que quería. Por eso me parecieron especialmente acertados los versos de Raimon que nos dieron en su despedida. "Yo vengo de una lucha / que es sorda y constante, / yo vengo de un silencio / que romperá la gente / que ahora quiere ser libre / y ama la vida, / que exige las cosas / que le han negado."

Gracias, Jaime, por la labor que has hecho durante todos estos años para la sanidad catalana.