Desde la pequeña infancia se observa sufrimiento en torno al cuerpo. La hipersexualización de la infancia, la preocupación exagerada por la imagen corporal, y los comentarios en torno a la gordofobia y la importancia de tener un cuerpo normativo, están a la orden del día, y parece que siguen en aumento.
Durante la adolescencia, la necesidad de ser aceptado (y amado) por el otro, puede suponer un momento de riesgo, en especial para los jóvenes que ya tienen un malestar en torno al propio cuerpo.
En clave de género, las jóvenes tienden a expresar el malestar y un bajo autoconcepto en forma de autolesiones, ideas suicidas, trastornos alimenticios, trastornos del estado de ánimo, inestabilidad, abuso de sustancias, desinhibición sexual, clínica ansiosa o insomnio. Coincide también en que cada vez las chicas piden y se someten a más operaciones de cirugía estética, y a una edad más temprana, a menudo espejándose en famosas o “influencers”. En cambio, los jóvenes con malestar corporal se sienten muy excluidos, en la clínica encontramos a chicos con obesidad y sobre uso de pantallas, con dificultades para la interacción social.