El poemario va precedido de un prólogo que recibe el título “El poema encendido”, firmado por Àngels Diemand-Hartz, una escritora de vocación y oficio que explica el libro con un análisis de gran belleza y de imprescindible lectura previa para comprender las maravillas que contiene.
La pérdida del amado sacude tanto el alma de la poetisa, que busca en sí misma qué se ha ido y qué queda. En el capítulo “Antes” mira atrás y derrama 22 poemas de añoranza; acota el hoy y en el capítulo “Ara” vierte 22 más; divisa el futuro y dedica 16 al “Después”. Cierra la recopilación con un epílogo desolado que todo lo siente y lo explica, aun el título de la obra.
Cada composición es de versos y estrofas breves; cada uno encaja un universo estrellado de emociones que se esparcen por
la superficie vacía del papel sobrante.
La pérdida no es única, todo el firmamento se va perdiendo en los recuerdos y parpadea como astros lejanos que se apagan.