El doctor Isamat nació en Barcelona, ??en el seno de una familia acomodada, en agosto de 1930, ciudad donde hizo la carrera de medicina. La especialidad de neurocirugía la hizo en Estados Unidos con los doctores Bucy, en la Western University de Chicago, y con el doctor Cooper, en Nueva York, de donde trajo la famosa "Guía de Cooper" para poder operar enfermos de Parkinson aquí, en Barcelona. En 1960 volvió a Barcelona e inició su actividad en el Hospital del Sagrado Corazón. Aquí fue donde contacté con él para empezar la especialidad que me gustaba, cuando todavía estudiaba medicina en la facultad. En 1973 accedió a la primera jefatura del Servicio de Neurocirugía de la recién inaugurada "Ciudad Sanitaria Príncipes de España" de Bellvitge en L'Hospitalet de Llobregat. Allí nos trasladamos, en 1974, todo el equipo que trabajábamos con él en el Hospital del Sagrado Corazón.
El doctor Isamat alternaba su práctica privada en la Clínica de la Sagrada Familia y, posteriormente, en la antigua Clínica Quirón. En el Hospital de Bellvitge, fue hasta su retiro en 2000, año en que también dejó la práctica privada
El doctor Isamat fue un gran referente de la neurocirugía catalana y española. Fue profesor titular de Neurocirugía de la Universidad de Barcelona, ??presidente de las Sociedades Catalana y Europea y vicepresidente de la Federación Mundial de Neurocirugía. Fue una estrella indiscutible en la neurocirugía mundial, española y catalana. De su escuela han surgido gran parte de los neurocirujanos actuales en Cataluña, de los que ocho hemos sido jefes de servicio.
En 1961 se casó con Marivi Rivière, con quien tuvo cinco hijos, ninguno de ellos médico.
Su esposa murió seis años antes que él, lo que lo dejó muy abatido y desconsolado. Dedicó su vida privada a la familia, esposa, hijos y nietos, así como a la pintura moderna catalana. Fue un enamorado del Empordà y, desde hacía unos años, de Menorca, donde murió repentinamente este verano.
Los que tuvimos el privilegio de trabajar con él, como colaboradores, hemos recibido su huella humana y técnica, que hemos sabido trasladar a nuestros pacientes.
Su memoria, su técnica depurada y sus consejos, los que hemos estado a su lado, no los olvidaremos nunca.
Descanse en paz el maestro, jefe y amigo, a quien recordaremos siempre con estima y gratitud.
Muchas gracias, doctor Isamat, y hasta siempre.