Dr. Manuel Subirana Cantarell

Manuel Subirana Cantarell

(1937-2018)

El 15 de abril murió nuestro compañero Manuel. En el Hospital del Sagrado Corazón me impresionó su capacidad de empatizar con el paciente. Él venía de Estrasburgo donde adquirió una sólida formación en neurorradiología y en las técnicas de la arteriografía que representaban una revolución en el proceso diagnóstico. También aprendí de sus minuciosos interrogatorios, primordiales en el tratamiento y pronóstico de la epilepsia

Lluís Oller Ferrer-Vidal, neurólogo y neurofidiólogo clínico. Expresidente de la L.E.C.E (Liga Española contra la Epilepsia).

Desgraciadamente, el pasado 15 de abril de 2018 murió nuestro compañero y amigo Manuel. Había nacido en París en 1937, y su padre, Antoni Subirana Oller, fue uno de los creadores de la neurología española. Maestro de todos, especialmente maestro de mi padre, el doctor Luis Oller-Daurella, lo que hace que me considere su nieto científico.

Pese a que su progenitor, como el mío, fueron ambos personas con una arrolladora capacidad de trabajo y gran vocación por la neurología clínica, el doctor Manuel Subirana Cantarell brilló con luz propia.

Creo que, además de los múltiples cargos y estudios que atesorar, cabe destacar su perfil personal.
Tuve la suerte de iniciar mi colaboración con él en el Hospital del Sagrado Corazón, al que me incorporé en 1973. En aquella ocasión aprendí de su gran ilusión por integrarse en el sufrimiento del paciente, intentando ayudarle y vertiendo en ella por todos los medios, como en su entorno familiar, con el fin de hacer más llevadera la enfermedad.

En aquella época, Manuel volvió de Estrasburgo, donde había adquirido una sólida formación en neurorradiología con los profesores Thiebaut y Wackenheim. Cabe destacar que, entonces, el estudio complementario del enfermo estaba limitado al examen neurológico, el electroencefalograma y el análisis de líquido cefalorraquídeo extraído por punción lumbar o suboccipital. Por tanto, las técnicas de la arteriografía o la pneumoencefalografia representaban una revolución en el proceso diagnóstico.

Posteriormente, fue el Centro de Enfermedades Neurológicas paroxísticas (PE.NE.PA), donde continué aprendiendo de sus metódicos y minuciosos interrogatorios de los enfermos epilépticos, que creo que siguen siendo vitales en el diagnóstico y, por tanto, en el tratamiento y pronóstico de la epilepsia.

Al cabo de unos años, pude trabajar con él en el Instituto Neurológico Municipal, del que era director en el Hospital del Mar, asistiendo enfermos ingresados, en consultas externas y en las sesiones clínicas que cada viernes al mediodía organizaba otro gran neurólogo clínico, maestro y amigo, el doctor Adolfo Pou Serradell (finado en 2015).

Respecto a sus méritos profesionales, destacaría que inició los estudios en la Facultad de Medicina en Barcelona en 1954, escogió la neurología como especialidad y se especializó en electroencefalografía y neurorradiologia.

En 1967 defendió su tesis doctoral sobre el estudio del sistema nervioso por pneumoestratigrafia. Inició su actividad profesional en el Servicio de Neurología del Hospital del Sagrado Corazón, fue profesor adjunto y agregado de la Universidad Autónoma de Barcelona, ??director del Instituto Neurológico Municipal y miembro de la Sociedad Española de Neurología, miembro de honor de la Sociedad Francesa de Neurología y miembro de la Real Academia Europea de Doctores. Fue autor de más de ciento cuarenta trabajos científicos publicados en España o en el extranjero. Biblioteca de Neurología, legado a la SEN con más de 15.000 registros de diversas publicaciones; lo que supone un impulso al Museo Archivo para la búsqueda de la historia de la neurología.

Finalmente quiero rendir un gran reconocimiento y transmitir mi afecto a su mujer Maluly Maestros y sus siete hijos.