Esta obra va precedida por tres dedicatorias que dibujan la personalidad del autor, y de dos citas, una de Proust y la otra de Camus, que llenan el trazo de color.
El grueso del contenido son sesenta y ocho poemas en los que lo más importante no es la métrica ni la musicalidad, ni tan solo la extensión. Hay alterna la percepción impresionista de la realidad vívida con la reflexión sobre la brevedad de la existencia, la decadencia, la nostalgia, la penumbra, el rumor lejano, los recuerdos que se desvanecen...
Color y memento mori constituyen dos vivencias complementarias, tal vez más cercanas al ocaso que en la madrugada, en una ruina que avanza, inexorable, mientras todo el presente se convierte pasado.